Cuando yo era muy pequeña, un día, en casa, andaban mis padres muy nerviosos, de un lado a otro; mi madre parecía asustada, y mi padre se afeitó su sempiterna barba. Mis hermanos mayores no fueron al cole, y vimos muchos dibujos animados en la tele. En aquella época a los niños se los callaba pronto cuando preguntaban, con un «nada que a ti te pueda importar». Yo era demasiado pequeña para preguntar, y aquel día lo pasé realmente muy bien. Lo he reconstruido en mi memoria con retazos de los demás. Realmente, tengo una vaga imagen y una gratificante sensación de bienestar al volver tantos años atrás. Pero hube de reconstruirlo, ya lo creo, porque aquel día murió nuestro inenarrable caudillo Francisco Franco Bahamonde. La siguiente imagen sensorial es de aire fresco, mis padres contentos, y un señor firmando algo muy importante en el Congreso. De esa imagen, que sí es claramente mental de blanco y negro, conservo con toda claridad a unos niños rubitos y muy bien puestos, afianz...