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Mostrando entradas de mayo 25, 2014

Mi amante está en crisis o la insoportable necedad de un café

En esta vida existe una amplia gama de opciones a la hora de presentarnos ante el otro en sociedad. Pocas veces reparamos en la tarjeta de visita que aportamos con nuestros gestos o comentarios, la simple indumentaria. Yo, personalmente, prefiero a los que sonríen, a los que se ríen la mayor parte del rato. No suelen ser, hombres y mujeres, precisamente los más lelos. Simplemente sus cerebros, considero, hacen gala como de una vuelta más de evolución. Esa es la sensación que yo tengo. A mi me parece seriamente sospechosa la gente de cierta edad que aún conserva el luto que lleva por el mero hecho de estar viva. La crisis esta que nos tiene tan entretenidos, sobre todo porque aquí en España la trufamos con un divertido paseíllo de toretes de salón en los banquillos. Qué divertido. Pues esa crisis, LA CRISIS, lo único; a mi me está sonando ya a música fúnebre. Lenta y pastosa. Como que fuera ya una señora muy mayor y tuviera los pies hinchados con callos. Varices, sobrepeso —sobre

Mis amigos los hombres, y el jueves me divorcio por whatsapp

Tengo una teoría, probablemente a derrumbar en un plis plas por sesudo antropólogo o similar. Es la siguiente: las mujeres que hemos tenido hermanos vemos la cosa diferente. A saber: esos detalles de él, muy suyos, que te hacen en algún que otro momento disparar las alarmas. Esas que yo, con tres hermanos varones, disparo igual. A mí me llega un punto en el que esas alarmas se me bajan solas, como por instinto, y se disuelven en un mar de comprensión, porque de una forma intangible yo os entiendo más que otras (solo «que otras»; no he dicho «que todas»). Puedo no compartir, no transigir. O sí; pero identifico con asombrosa facilidad los movimientos tácticos, químicos y emocionales que llevan a estos chicos a arar en según qué huertos y qué campos. A lo mejor ni siquiera tiene que ver lo de mi fraternal masculinidad. Así soy yo, y poco más, quizá. Desde pequeña siempre me atrajo mucho más el mundo masculino. Mucho menos aburrido a según que edades. Pronto comencé a rodearme d