Hoy,
fecha tan señalada, felicito a España y a todas sus pilares. Me felicito, nos
felicito también, por muchos de nuestros pilares. No nos olvidemos —que se nos
va de la mente con muchas prisas— del sumo respeto y admiración que merecen
estos. Lease tortilla de patatas, jamón de recebo o la misma sardina a la que, con
toda su magna personalidad, no se le conoce un solo delirio de grandeza,
oiga.
Costas,
parajes y ciudades de quitar el hipo; libertades, licencias, excelencias y
paciencias desconocida en otras latitudes.
Todo
esto se nos va de la razón y los sentidos con una facilidad pasmosa. Es
escuchar a un Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, a una rtal Susanita, o a tantos otros de la
misma estirpe y pelaje —lo mismo me dan las siglas que los bautizan; me
reitero: mismito pelaje—, y oye, que se te olvida hasta la madre que te parió.
Que yo sé que en esos momentos solo te acuerdas de las madres que los parieron a todos ellos, cosa muy normal, muy humana, por otra parte. Y, sin embargo, oye, a mí, que ya me merecen la pena solo por escuchar luego los chistes y por ver las viñetas de Forges, por ejemplo. Y en este punto hago mención especial y agradezco sºu existencia a los artistas nacidos y criados en la redes. Reyes de la ironía y el mejor humor español.
Que yo sé que en esos momentos solo te acuerdas de las madres que los parieron a todos ellos, cosa muy normal, muy humana, por otra parte. Y, sin embargo, oye, a mí, que ya me merecen la pena solo por escuchar luego los chistes y por ver las viñetas de Forges, por ejemplo. Y en este punto hago mención especial y agradezco sºu existencia a los artistas nacidos y criados en la redes. Reyes de la ironía y el mejor humor español.
Por
cierto, que digo yo, dos cosas:
Una:
se me van a mojar hoy la reina consorte y su modelazo, porque aquí en Madrid,
en día tan señalado, nos ha amanecido cayendo mucha agua. Bueno, y las
melenitas de las dos nuevas meninas no me brillan lo mismo sin sol; una
pena.
Dos:
Pilar Bardem; ¿tú un día como hoy celebras tu santo con las amigas en el VIPS, o emigras a Gibraltar —por decir un sitio allende las fronteras—
hasta mañana?.
Oye,
yo qué sé. Quieras que no, el desfile se te desluce un
montón con los paraguas; y el tema de la Bardem es una curiosidad que yo tengo;
que la mujer tendrá su vida, sus costumbres, que lo mismo aprovecha que es
fiesta para estar con los nietos viendo el desfile por la tele, y estoy yo aquí
deslenguando sin necesidad. Vaya usted a saber.
Pero
bueno, lo que es cierto y verdad es que a mi me gusta una barbaridad ser
española; me siento cómoda. No sé como decirte, es una sensación ya de estar en
casa con las zapatillas tumbada en el sofá; algo así. Porque me digo yo: a ver,
con lo viejecita que es España, que lo es, con lo que nos repetimos a lo largo
de la historia, porque nos repetimos una barbaridad, ¿no es más una cuestión
como de ir adaptándose a las circunstancias sin exasperarse más de lo
inevitable? Digo yo; que no sé, ¿eh?; que yo no quiero ofender a nadie, y esto
son cosas muy personales.
Porque,
por ejemplo, a mi vecina le gustan Sálvame
y las telenovelas; un amigo que yo tengo de toda la vida se ve todos los días
el canal cubano, y otro se chupa la versión política del Sálvame que ponen en la Sexta, con su Javier Sardá y tó sus avíos.
A ver: ¿quiero yo menos a mi madre?, ¿me gusta menos su guiso de papas con choco? Oiga, pues no. ¿Soy capaz de soportar —y
con pasión, como lo hace mi amigo Arturo— el canal cubano y su consecuente
cineforum? No; rotundamente no. Me declaro absolutamente en rebeldía por
incapacidad plenipotenciaria. Pero Arturo y yo no nos peleamos por esas cosas,
ni siquiera discutimos ya, a estas edades, sobre lo razonable o no de su
comunismo-rojeríocongénito severo.
Oye, como si lo suyo es enaltecer al Cristo de las Cinco Llagas. ¿A mí qué más me da? ¿Que lo veo menos que a otros por una cuestión de comodidad mental? Oiga. pues también, pero ya está. Respecto al que ve los programas estos tipo Sálvame en versión pretendida del Congreso de los Diputados y aledaños, ¿pues no hay gente que se informa de esa supuestamente única realidad en las redes sociales? ¡Haga usted de su capa un sayo!
Oye, como si lo suyo es enaltecer al Cristo de las Cinco Llagas. ¿A mí qué más me da? ¿Que lo veo menos que a otros por una cuestión de comodidad mental? Oiga. pues también, pero ya está. Respecto al que ve los programas estos tipo Sálvame en versión pretendida del Congreso de los Diputados y aledaños, ¿pues no hay gente que se informa de esa supuestamente única realidad en las redes sociales? ¡Haga usted de su capa un sayo!
¿Firmas
contra el Sálvame?, Hum…No lo veo, no
lo veo. Quiero decir que no veo yo así como muy razonable la recogida de firmas
contra una cosa de este tipo, existiendo, como existen, el botón de cambio de canal y el de
apagado; existiendo, al mismo tiempo, la tan ajada, por manoseo inapropiado,
libertad de expresión.
Máxima constitucional que tenemos muy por costumbre usar para casi todo, menos para ponerla en práctica.
Salvo cuando los argumentos razonables se acaban, que, en estos casos, es recurso muy valorado en según que círculos colgársela cual escapulario de plástico.
Máxima constitucional que tenemos muy por costumbre usar para casi todo, menos para ponerla en práctica.
Salvo cuando los argumentos razonables se acaban, que, en estos casos, es recurso muy valorado en según que círculos colgársela cual escapulario de plástico.
Es
como lo del referéndum independentista de Cataluña.Vale, sí, me entretiene
verlos ir y venir del Constitucional al Parlament y de ahí a la Diada
propagando la Catalanía desatada; pero ya está. Quiero decir: que salga de esto
un «fusílenlos a todos», o convertirlo en una tertulia de café con amigos, o
conversación de ascensor, pues tampoco. Ya no. Al principio, mira, no te digo
que no, por la novedad y eso, pero a estas alturas de la película... me marea.
Nuevamente, prefiero aquí las ocurrencias cómico-artísticas nacidas al amparo
de tanto desvaríe dialéctico.
Que
hay que echarle una mijita de sentido común a las cosas, me pienso. Y
enmarcarlas en su justa medida, oiga, me parece a mí. Callar más y despotricar
lo justo. Que ¿dónde si no podrían haber nacido don Alonso Quijano, don Camilo
José Cela, don Miguel Delibes, o el mismísimo fandango? ¿Que te va más el tema
muñeira? Estupendo. Mientras no me los pongas a competir, a mí me vale. Que no
es por ná, pero es como poner a competir, qué te diga yo… el gazpacho con la
sopa fría de melón, o la perdiz escabechá. Y que ¿pá qué?
A mí,
personalmente, la bandera española lo que es estéticamente no me gusta, pero
nada más que por la mezcla de colores. No me sirve tampoco para defender causa
alguna, salvo la alegría de haber nacido aquí con todas nuestras miserias y
nuestros grandes honores. De fútbol no entiendo un pimiento. Ahora: llega ese
mundial y yo me pinto de rojo y gualda hasta que te diga yo...Y me divierte que
gane España ¡Pues claro que sí! Hasta ahí podríamos llegar.
Y
como defiendo el carro de Manolo Escobar porque no es incompatible con el resto
de realidades, no me pidas que me identifique con donde nací al punto de
cegarme la sesera. Yo solo ejerzo de española en el extranjero, y a enorme
honra. Aquí no me hace falta, que estoy en casa. Ni me llames cosas raras por defender
que me gusta ser española, porque, diga usted, lo que diga, es un gustazo; y lo
demás, abalorios transitorios y mutables. Esos mismos que nos hacen grandes y
libres con el tiempo. Que no le otorgo al caudillo el honor y el privilegio
inmerecido de apropiarse ad eternum
de expresión tan bonita y malograda.
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